¿Tímida yo?

Hola soñadores y soñadoras,

ya sabéis que en el blog y en todas las redes sociales que llevo (Facebook e Instagram) me gusta compartir todo lo que me forma como profesional y como persona, y hoy he estado reflexionando sobre la timidez. Os quiero contar mi experiencia desde pequeña hasta hoy día, cómo he convivido con ella, lo que nos ayuda y lo que no o la necesidad de expresarnos como el resto de personas pero la incapacidad de hacerlo por x motivos (no soy experta ni psicóloga, así que imagino que cada uno/a tendrá sus motivos, yo os explicaré los míos). 

Ahora que trabajo con niños y niñas, cada uno/a con sus miedos, sus inseguridades y su forma de ser, me he dado cuenta que en numerosas ocasiones los presionamos mucho y hacemos ciertos comentarios que pueden ser muy hirientes para los más introvertidos, aunque no se tenga esa intención ni mucho menos. Es por ello que extrapolaré esta reflexión a las aulas, pues creo que pararnos a pensar en cómo lo estamos haciendo nos puede beneficiar a todos los docentes. 

DEFINICIÓN

Según la RAE:

Tímido/a. 1. adj. Temerosomedrosoencogido y corto de ánimoU.t.c.s. (usado también como sustantivo)

Medroso/a1. adj. Temeroso, pusilánime, que de cualquier cosa tiene miedo. U.t.c.s.
2. adj. Que infunde o causa miedo.

Sinceramente, me ha sorprendido la definición de tímido/a, así como la de medroso/a, que la he querido adjuntar para aquel o aquella que no conozca la palabra. 

Es posible que las personas tímidas seamos temerosas en el sentido que tenemos cierto miedo, pero no creo que sea algo generalizado a cualquier cosa y/o ámbito de la vida. No tenemos miedo a todo. Yo he sido muy tímida pero me atreví a montarme en un elefante enorme o a tirarme a una piscina con 3 años sin saber nadar.

En mi caso, la timidez es darte vergüenza de hablar o hacer cosas delante de otras personas porque piensas que o bien no les importa lo más mínimo lo que pueda salir de tu boca porque no es interesante o crees que por hacer algún gesto al ser espontánea se van a reír de ti (y tú misma te sientes rara y lerda).

Puedo asegurar al 99% que esas creencias no son fundadas por nada ni nadie, pues no somos el centro de atención y no nos están evaluando cada segundo lo que hacemos y decimos. Cosa que a lo mejor nosotras, las personas tímidas, sí hacemos inconscientemente. Observamos todo el tiempo, gestos, expresiones, miradas... Aprendemos de la observación, lo cual no significa que juzguemos. Simplemente estudiamos a las personas en su totalidad y creo que llegamos a ver más allá de la primera impresión. He generalizado a la hora de explicarlo, pero quiero dejar claro que hablo única y exclusivamente de mi experiencia y mi persona, pero creo que es un punto en común entre los introvertidos.


¿CÓMO HE CONVIVIDO CON ELLA?

No ha sido fácil. 

Cuando eres pequeña no te paras a pensar mucho en eso. Los problemas empiezan cuando vas teniendo capacidad para reflexionar, ves cómo son los demás y deseas ser igual. 

Una vez una compañera de clase con la que estuve desde preescolar (ahora infantil), me dijo que esos primeros año pensaba que era muda, porque no hablaba nada. ¡Ya apuntaba maneras! Al principio piensas que simplemente es que era muy buena y obediente, pero ahora dudo de esos años. Recuerdo jugar con otras niñas pero igual solo era con mi grupo selecto del que no me despegaba y al resto no era capaz de decir ni una palabra. A saber por qué. 

Con los años se fue intensificando, en el sentido que no me atrevía a hablar con mucha más gente que no fuera mi círculo cercano. No es que no pronunciara palabra, si me hablaban y preguntaban cosas respondía, obviamente, si no sí que hubiera sido un gran problema. Simplemente si llegaba temprano a clase no sacaba temas de conversación, no porque no quisiera, no me salía empezar. Es una sensación muy extraña. Tu cabeza empieza a formular preguntas que te gustaría hacer o perfilar una historia que te ha pasado que quisieras contar, pero la inseguridad de creer que no le va a interesar hace que nunca pronuncies esas palabras que tan bien quedaban en tus pensamientos.

Es una lucha constante de un quiero y no puedo. Es como una fuerza superior que no te deja ser tú al 100%. 

Siempre he dicho que mi timidez es mi peor defecto y he hecho cosas por remediarlo. Estudiaba en un colegio concertado solo de niñas y en 4º de ESO decidí cambiarme a un instituto público para relacionarme con otras personas desconocidas. No quería llegar a la universidad sin haber vivido antes ese proceso de cambio. Académicamente no me fue muy bien pero en lo personal fue lo mejor que hice, aunque aún quedaba mucho por trabajar. Sin duda fue un punto de inflexión. 

Hoy día, a pesar que esa lucha sigue en mí en muchos momentos de mi vida, cada vez es menor. La edad te va dando esa seguridad que no tenías y la necesidad de desarrollarte personal y profesionalmente es una fantástica medicina. Ya no digo que la timidez es mi mayor defecto. Es una cualidad, positiva o negativa, según el prisma con el que se mire, pero una cualidad que me hace ser quien soy. 

Sí me he dado cuenta de algo interesante. Existen personas con las que la timidez no existe, así las acabe de conocer. Me transmiten confianza y pureza, son transparentes y con ellas todo es más fácil. Yo misma me sorprendo cuando me veo hablando como si las conociera de toda la vida. Por otra parte hay personas que por mucho que quiera, me pongo una coraza y no hay manera. No me dan confianza, no me siento a gusto. Seguramente sean personas maravillosas, pero existe en mí un bloqueo.


¿QUÉ NOS AYUDA?

Bien, esta quizás sea la parte más interesante y la que como docentes tenemos que tener claro y reflexionar. 

NO nos ayuda NADA comentarios del tipo:

- ¡Ay calla ya que no has parado de hablar en toda la noche! (el más común de todos cuando estás en una reunión y no has abierto la boca por los motivos que sea. Seguramente quiera formar parte de la conversación y del grupo, pero mi lucha interna me lo impide)

- ¿Te ha comido la lengua el gato?

- Hija habla un poco que nadie te va a comer.

- Tienes que dejar la vergüenza en casa (¡anda! ¿no sabías que la traigo a cuestas por gusto?)

- Venga di algo, cuenta un chiste.

- ¿Por qué no hablas?

- Es más divertido hablar que estar callado. ¿No te aburres?

Y cientos más que habré escuchado pero que borro de mi mente porque son dañinos en ese momento determinado. Quiero creer que lo hacen sin maldad, en tono jocoso, pero os cuento desde aquí que no nos hace gracia aunque respondamos con una sonrisa. Es más, nos hace sentir peor de lo que ya solemos sentirnos. 

¿Qué nos ayuda realmente y cómo podemos hacerlo en clase? Antes de todo tenemos que tener claro que niños o niñas (o adultos) presentan timidez. Cuando lo tengamos claro, es muy importante:

- No presionar a que hablen a cada momento. Debemos transmitirle confianza, preguntarles aunque no levanten la mano, pero si no le salen las palabras, tienes dos opciones: ayudarle un poco a ver si puede o dejarlo pasar, ponerle una sonrisa enorme y hacerle ver que otro día podrá. 

- Escúchales atentamente. Necesitamos ser escuchados de corazón. Asiente cuando te habla, interésate por lo que cuenta. Están haciendo un esfuerzo enorme para que las palabras salgan de su boca y para ellos es abrirse en canal, se merecen total atención.

- Deja que se exprese de otras formas. Tienen mucho guardado en su interior, tienen que sacarlo a través del dibujo, la música, la escritura... Guíales y que descubran su don.

- Reconoce sus méritos. Normalmente necesitan aprobación por parte de los demás. Si da casualidad que se equivoca, no lo critiques ni ridiculices, dale las gracias por intentarlo. Recuerdo en mi época de estudiante que nunca levantaba la mano por vergüenza a equivocarme, solo lo hacía cuando estaba segurísima que la respuesta era correcta. Sabía que si levantaba la mano me iban a elegir a mí, pues a penas participaba y los profesores querían que lo hiciese. Así que si tenéis un niño/a con estas características, no paséis de él. No participa por temor, no porque no le interese o esté pasando.

- Genera momentos de socialización. Trabajar en grupos cooperativos o por parejas les ayudará a entablar contacto con sus iguales. Se sentirá más seguro/a que en gran grupo. 
   
- Ser tímido no es malo, no se lo recuerdes a cada instante. No le fuerces a hablar, a dar besos a personas que ven poco (o mucho), a jugar con otros niños. Necesitan más tiempo que otros. Si les repetimos constantemente que son demasiado tímidos, que tienen que hablar, dar besos o lo que sea que no sienten que tengan que hacerlo, o no pueden, se van a frustrar más de lo que ya suelen frustrarse. 

- Déjales su espacio

- Crea círculos de confianza y dales cariño. 

¿intentas hacer esto con tu alumnado tímido? En ocasiones los dejamos de lado. Es que no participa, no socializa con los compañeros/as... Puede que ese niño/a te necesite urgentemente, necesita tu complicidad y tu buen saber hacer como docente. 

Podría estar escribiendo sobre este tema líneas y líneas, especialmente si os cuento mis vivencias. Como síntesis, me gustaría dejar claro que la timidez no es nada malo, solo una cualidad que tenemos ciertas personas, pero no tenemos que sentirnos mal por ser así. Podemos trabajar poco a poco para ir superándola, pero nunca despreciándote por ello. Es algo que a mí me ha costado asimilar, pero ahora que lo entiendo y me quiero como soy, necesitaba dejarlo escrito. 

Espero que os haya servido esta publicación. Como ya os he comentado, es todo bajo mi punto de vista y experiencia. No soy experta ni pretendo serlo, pero creo que conociendo a una persona que ha sido tímida toda su vida (y lo sigue siendo) es una buena fuente para empezar a reflexionar, pensar sobre ello, y a entendernos un poquito más, ya que la sensación que tenemos es que no nos entienden y parecemos bichos raros.

Muchas gracias por leer. Nos vemos pronto.


Hasta entonces,


sed felices :)







Comentarios

  1. Hola! Muchas gracias por compartir tu experiencia, me resultó realmente muy inspiradora.
    Estudio el 1er año de un profesorado y siempre fuí una persona tímida, y me costaba tomar la palabra. Reflexioné mucho acerca de si era para mí posible ser docente o no teniendo en cuenta mi personalidad, pero estaba segura de que quería enfrentar aquellos condicionantes que no me dejaban ir por aquello que quería.
    Hay veces en las dudo si realmente podré, si tengo las capacidades, si lograré pararme frente a un grupo y transmitirles lo bello del saber y compartir el conocimiento. Está claro que el camino es largo y sinuoso, por lo que leer estos blogs me resulta muy inspirador y me invita a seguir trabajando en mi autoconfianza e ir superándome de a poco.
    Una vez más, muchas gracias por compartir!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! Me alegra enormemente que este post con este tema tan personal ayude a más personas. Sin duda, salir de tu zona de confort y luchar por lo que te apasiona es muy buena terapia para superar nuestros miedos. No es fácil, y sentirás muchas veces pavor y palpitaciones, pero la satisfacción de enfrentarte a esos retos, es enorme. Los/as peques son adorables y te lo ponen fácil. Estoy convencida que serás gran profesional. Un saludo y gracias por compartir tu opinión.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Técnicas de silencio

Dinámicas de cohesión grupal (I)

Yo voy conmigo