Pablo, el niño que siempre fingía - Cuento

Parece que los lunes se han convertido en el día en el que realizo una nueva entrada en el blog, al menos hasta que tenga Internet en casa. 

Hoy vengo con un cuento que trata la sinceridad y la importancia de inculcarla desde el principio. Nuestro pequeño protagonista es Pablo, un niño que se escuda en la mentira para no ser castigado por sus actos. Es un relato creado por la Asociación Mundial de educadores Infantiles (AMEI)

“Pablo el niño que siempre fingía"

 Pablo es un niño muy travieso que tiene una linda gatita llamada Perla, a la cual culpa de todas sus travesuras.
 -“Pablo, ¿porqué se rompió este vaso?”- le preguntó su mamá.
 - “No sé, mamá”,- contestó Pablo, - “Seguro que fue Perla, la gatita, yo la vi subida en el estante donde están los vasos”.-
 La mamá le respondió:
 - “Pablo, si fuiste tú, dímelo, yo prefiero que seas sincero conmigo y no me engañes”
 - “¡No, mamá!”,- le respondió, y se hizo de tal forma el enfadado, que su madre terminó castigando a la gata que no era la culpable, por la rotura del vaso.
 Es así que lo que comenzó por encubrir un pequeño accidente, se convirtió en un gran defecto del niño, y se acostumbró a mentir, a fingir, para obtener de su madre favores y permisos. El caso es que ya no sabía actuar con sinceridad, fingía y fingía como un gran artista, para quedarse en la cama y no ir a la escuela, para que lo liberaran de alguna tarea que le diese su mamá, para cualquier cosa...
 Pero… como todo en esta vida se sabe si se quiere averiguar, sucedió que un buen día un pequeño grillo que desde el marco de la ventana observaba todo lo que Pablo hacía y escuchaba la falta de sinceridad del niño, se puso tan enfadado al ver tanto engaño e hipocresía, que le contó a la madre de Pablo todo, todo lo que su hijo hacía.
 La madre calló y no le dijo nada al niño, ella esperó pues sabía que muy pronto Pablo volvería a hacer de las suyas, ella ya sabía que él estaba acostumbrado a fingir.
 Así las cosas, se presentó el momento de darle una lección a Pablo, resulta que un día muy tempranito la madre lo llamó para que fuera a la escuela y se lo encontró doblado como un ovillo debajo de su manta, gimiendo de dolor de estómago.
 -“¿Qué te pasa, Pablo”?, - le dijo la madre incrédula
 -“¡Oh, mamá! Estoy muy enfermo, me duele mucho la barriga.”-
 -“Pobre hijo mío, pero hoy no me vas a engañar, no finjas más ya sé que me has estado engañando pero eso no volverá a suceder”,- y obligó a Pablo a vestirse.
 -“Mamá, es verdad que yo he fingido otras veces, pero hoy es cierto que estoy enfermo.”-
 -“Lo siento, hijo, hoy no me dejaré engañar, finges muy bien, creo te voy a apuntar en un curso de teatro porque tienes un futuro como actor.”-
 -“No, mamita, hoy es verdad”,- decía Pablo, pero la madre escarmentada no accedió, y llevó a Pablo a la escuela, y como esa vez el niño no fingía, era sincero después de mucho tiempo, fue el maestro quien tuvo que llevarse a Pablo al hospital.
 El susto fue tan grande que a partir de ese día Pablo no fingió más para salirse con la suya, y todo se lo contaba a su mamá.
Esta sesión la realizamos en 3 años, por lo que vimos oportuno buscar dibujos que acompañaran al texto a la vez que leíamos el cuento. Yo quise colorearlas con cera blanda para darles más vida. Las dejo por orden a continuación. 
 

 





Sentaremos a todos en la alfombra para contarles el cuento a la vez que le vamos enseñando las láminas. Yo fui escribiendo el cuento por detrás de las mismas para no olvidarme de nada y de paso ahorrar papel. La verdad es que todos estaban muy atentos escuchando y observando. 

Una vez leído, preguntaremos (siempre levantando la mano para hablar y escuchando a los compañeros):

  • Qué piensan sobre la actitud de Pablo.
  • Qué hubieran hecho ellos en su lugar.
Me sorprendió muy gratamente que siendo tan pequeños se respetaran para hablar y tenían sus propias ideas al respecto. 

Después de la puesta en común y la reflexión sobre la sinceridad, nos sentaremos cada uno en nuestro sitio y entregaremos una ficha para colorear de Pablo y Perla (son las dos primeras imágenes expuestas). A nosotros solo nos dio tiempo de colorear a Perla, que fue la ficha elegida por ellos. Estas láminas podéis encontrarlas aquí.

Esta sesión me encantó porque la sensación de que varias almas se quedan embobadas escuchándote contar un cuento es sensacional. Experimenté una experiencia estética brutal acompañada de una gran satisfacción.


MATERIALES

  • Cuento "Pablo, el niño que siempre fingía".
  • Láminas que ilustren el cuento.
  • Láminas para colorear de Pablo y Perla.
  • Colores de cera
Sin más, me despido por hoy. Pasen una gran semana, y como me recuerda mi agenda: "Lo que bien empieza, bien acaba, así que empecemos el lunes con alegría".

Sed felices :)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Técnicas de silencio

Dinámicas de cohesión grupal (I)

Yo voy conmigo